Un congreso de altura

El aire desplaza el polen de los álamos que impávidos se agarran dónde pueden para no acabar bajo la escoba del barrendero. La escoba envidia a los álamos porque jamás alcanzará su altura y el barrendero despotrica de los árboles que no hacen más que ensuciar el suelo. Así que cuando se celebró el Congreso de Brujas, a mediados de la primavera, a Juan, barrendero del barrio, se le ocurrió la feliz idea de invitar a todas ellas a néctar de madroño… ¡daban unos saltos!!

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