Un castillo de arena

La vida es como un castillo de arena. Te esmeras en levantarlo, adornarlo… Disfrutas en tanto ves tu obra crecer, pero una ola, una ráfaga de viento o alguien que pisa sobre la arena te lo derrumba en un segundo. Es frágil, perecedero, absolutamente vulnerable por mucho que te esfuerces.

Vivimos como si siempre hubiese un mañana. Como si fuésemos una fortaleza de piedra indestructible y solo somos un fugaz instante. Un efímero y quebradizo castillo de arena, en una playa abandonada a su suerte.

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