Tus caderas

Desde mi metro cuadrado, frente a mi atril, parado y sonando una vieja salsa romántica, te vi en la pista.

Estabas danzando al ritmo del compás partido, entre síncopas y cerveza, subían como espuma agitada, sensaciones por mi cuerpo ensalzadas;

Que de verte mover las caderas de esa manera, ponías mi métrica interna, mi corazón en contratiempo y espera. Entre tonos y timbales miraba el va y ven de tus curvas, sudores por ambos extremos cayendo a caudales: sudor caliente del ambiente, por el fuego de tu presencia en la pista y del público;

Por otro lado yo, sudor helado por el éxtasis al que me habías sometido, de imaginar bailar a tu ritmo en la habitación de a lado y no morir en mi cometido.