{Lírico}
Las palabras tiernas que me dices
con tus acciones las contradices.
Tus caricias en mi piel crean matices,
bellos tatuajes encarnando cicatrices.
Pugilista, tomas por oficio
tu labor profesional,
yo, tu entrenadora personal
me pongo a tu servicio.
Mi piel es el costal
que contiene todos tus vicios,
después de cada uso
asciendo al pedestal
que esta en desuso.
No es un golpe, tu puño es una rosa
que entregas cada día de forma rigurosa
y es mi deber como tu linda esposa
ser agradecida, silente y armoniosa.
Cuándo llegas a la casa
finjo que nada pasa,
te recibo con el café en la taza
pero la angustia está de caza.
¿Esta lista la cena?
¡Afirma tu palabra!
Y yo con expresión amena
respondo a la acción macabra.
Te sirvo hirviente el platillo
con una copa de vino frío.
Cocinar resulta un desafío,
el Rey exige manjares de castillo.
Después, a prisa me maquillo,
la esclava ya limpio el piso.
Para comer espero tu permiso,
la aprobación de un comensal tirano
que a mi favor azote el martillo.
Cónyuge con alma antigua de Romano,
después de degustar en platillo desabrido
y propinarme el desprecio inconcebido,
me doy a la tarea de sofocar tu libido,
y vuelvo a ser tangible
en el lecho del olvido,
pero mi opinión es invisible
y el placer tengo prohibido.
Con tu labia grotesca
me despojas de mi ropa
y me sobaja tu mirada dantesca,
tu boca me absorbe en un trago
y después rompes la copa.
Me duele cuando tocas mis entrañas,
se corrió el rimel de mis pestañas
porque el dolor se vuelve líquido,
fluye de mis ojos mientras me dañas,
fluye de mis piernas y solloza tímido.
Soy tu galante dama,
la que aparenta que disfruta,
a la que llamas puta
mientras te entrega el alma.
Soy otra funda en tu cama
que cuando quieres te masturba,
soy la que acepta esta verdad absurda
y en la miseria de la mentira aún te ama.
Soy tan común, soy una más,
la que aborto una vez y otra más,
la que perdió su dignidad
y se desterró en la soledad,
la que se enamoró de un Barrabás,
la con disculpas se conforma,
la que poco a poco se deforma
en cuerpo y alma y no denuncia.
Soy la voz de la ambulancia
y el lamento en una tumba,
soy la estrella que cayó en la distancia
y en tu memoria hoy se derrumba.
Jorge Martínez C.
Autor.