Tristeza

Por muchos años luché en esta guerra sin fin,
combatí contra los ejércitos de la tristeza y el dolor.
Hoy me entrego voluntario a tus brazos,
Dama Azul, Reina y Señora de los desventurados.

Me entrego voluntario con un último grito ahogado,
sin lágrimas ni sollozos, sólo una muda tristeza.
Frente a mí yace el oscuro vacío de la eternidad.
Ni lamentos ni esperanza, sólo miedo y vergüenza.

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Muy bello. El título del poema, hace honor al contenido. Un gusto leerte, poeta.

“Frente a mí yace el oscuro vacío de la eternidad.
Ni lamentos ni esperanza, sólo miedo y vergüenza.”

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Una simple palabra que encierra mucha historia. Gracias por la lectura, saludos!