Tristes ojos claros
hundidos y despechados,
¿Dónde ha ido a parar
su chispa?
Ámame, te digo
con ojos tristes,
y me pasas la mano sobre las heridas
y estallan por sus grietas
racimos de viñas.
Y se elevan y entran en esta garganta mía,
sus raíces dónde están,
buscan el sol de otros ojos más brillantes,
menos serviles.
Ámame, te digo,
mientras te ahogan mis heridas.