Cuando me tumbo a tu lado
y te observo así dormido
se me calma la rabia
la angustia asfixiante
el delirio del mundo.
Cuando te siento tranquilo
me gusta coger tu mano
y susurrarte al oído
que no te voy a soltar
Y me imagino tus sueños
y te comparto los míos
y te cuento que contigo
las paces parecen ciertas
y las guerras hacen huelga.
Y parece que ya nunca
matarán a otra mujer.
Y que nunca nunca nunca
acabará desangrado solo, frío y asustado
un animal inocente.
Y a veces también parece
que existir no es ilegal
para quien cruza fronteras
en busca de dignidad
Cuando me vencen los párpados
cuando ya casi te voy a empezar a soñar
creo que se acaba el hambre
y que el Ibex no ha existido
y el mercado sólo es el lugar
donde comprar y vender, fruta, nada más.
Y que se desploma sola
la alianza criminal
que ha unido en matrimonio
patriarcado y capital.
Y en esta suerte de trinchera
donde casi alcanzo el sueño
sé que no puede ser,
que mañana habrá otro caso,
matarán a otra mujer
que existirá otro naufragio
que el hambre seguirá intacto
rugiendo desde las tripas
la vergüenza que le damos.
Y otra obrera que no sabe qué salario es el legal
y dejarán en la calle
a quien tengan que dejar
y las jaulas no se abren
para quien siendo alguien
solamente pretende vivir, volar.
Y que el mundo será el mundo
delirante, agotador
triste, penoso, del todo enloquecedor
Y ya soñando me digo
que es cogida de tu mano
como quiero pelear
para que al menos
no sea ajena la injusticia,
ni indiferente el dolor, nunca.
Y siempre, los queramos agotar.