En la fantástica semilla naciente
nunca reparé en lo laborioso de la ronda,
porque de tus lanceoladas vivo pendiente
aunque me disfrace o me esconda.
Cuando el rocío grácil se posa sobre tus flores
aún tempranas en tus delgadas ramas
o cuando de ti se alimentan los iridiscentes voladores
mientras las naranjas ruedan sobre las ensimismadas lomas.
Y que el tiempo te colme con semillas, flores y frutos
para que hilases tu vergel como una miríada
de largas algarabías y bastos amentos
que se extiendan hasta donde quedaré acostada.
Poema escrito para mi querido hermano menor por su décimo tercero año de vida, de paso en este vasto mundo.