Estira las cuerdas,
sostiene el día desde los pies
con los pequeños temblores
que ahora extienden su mano,
levanta el rostro en un espectáculo
de circo y payasos,
callada respira
para dar un salto sin red,
no busca aplausos,
no teme caer ni morir en su danza;
es ella sin el menos,
libre al fin.