Yo solo pido silencio
y no me ofreces más que tempestades.
Vientos que hacen temblar los cimientos
de esta frágil existencia.
Tú no exiges más que mares,
ríos embravecidos. Olas a las que subirte.
Tsunamis.
Yo, a lo máximo que llego son a lluvias torrenciales de pasión
una o dos, a lo sumo tres, veces por semana.
Pero ¿qué me dices de las tormentas tropicales que
juntos
los dos formamos?