Torbellino

Divino deseo me sostiene,
dolor perdurable que toca al unísono
las trompetas de la soledad:
solamente me queda
esta melancolía infinita.

La mente da vueltas
en lo hondo del plato de la muerte,
ante un ser invencible y perpetuo
que abraza mis llagas
con sus garras jadeantes.

¡Tanta agonía! ¡Tanta!
Las noches sempiternas
iluminan la crudeza de la verdad;
uno se agarra de la almohada
esperando ahogarse
de las sagradas aguas
que no salen de los ojos.

El alba nunca aparece.

5 Me gusta

Todo un canto resignado al dolor, donde la esperanza no basta.

Cada verso, herida abierta; y al final, solo queda la espera infinita.

1 me gusta