Tomé prestadas tus manos
me acomodé a su tacto de cera,
a sus caricias emplumadas,
que, como un ángel,
hablan desde dentro para
salir hacia afuera,
como se lee lo que quiere
significarlo todo.
Esas manos de terciopelo que me esperan
entre las sábanas arrugadas,
en una danza acompasada de jazmines
y de tierno amor sereno,
entre las olas de tu cuerpo.
Manos poderosas de miel,
amables manos, fiel compañía,
tiernos ángeles de curiosidad hambrienta,
de cariño y de reposo, donde moro,
donde habito en ti y donde muero.