Todos somos iguales al nacer,
luego todo poder nos maleduca
dándonos cogotazos en la nuca,
si negar nos negamos a aprender.
Fácil que mucho quede aún por ver,
viendo que si el perfil se nos caduca
toda ilusión que surja se nos truca,
como sería lógico temer.
A saber si este horror se precipita
y a su vera corriendo vamos ciegos
desechando ilusiones cual manada,
de lo contrario aquel que manda, grita
que en la tumba enterremos nuestros egos
por cierto, con la boca bien cerrada.