Me gustan los Chiles en Nogada
y el Mole Poblano servido en Talavera,
asar un puerco en una fiesta con amigos,
dorarlo con cerveza y carcajada,
los moros y cristianos con manteca,
y de mango y con queso, mermelada.
Y lanzarme al mar en cualquier costa,
sentir como el sonido se apaga entre la calma,
abrir los ojos bien abajo
y ver la roca, el pez, tu piel desnuda, el alga.
Y el aroma de la lluvia en aguacero,
el sonido de la gota en medio de mi espalda,
la levedad de las nubes cansadas de ser grises,
asustadas por el sol que las domina,
las colorea de blanco primero
y luego, las hace agua,
Me gusta en las noches de septiembre
acostarme bocarriba en una cama,
a escuchar música y cantar las letras
de la trova santiaguera, o de la nueva,
la de los sábados en la escalinata.
Me gusta el verde de la hierba en Europa,
el sol en la Pirámide de Cholula,
con el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl
flotando en la mirada,
manejar con el malecón a mi izquierda
y suspirar por la ciudad destartalada.
Me gusta de noche entrar al Latinoamericano,
y comerme las luces con los ojos,
temblar del crujir de la madera en la pelota,
y verla volar más allá de las gradas.
Y montarme en una góndola en Venecia,
nadar en una cala de Mallorca,
flirtear con una puta en un burdel de Saint Pauli,
cruzar el Charlie Point de Berlín, escupir el muro,
contemplar la Gioconda en París
o atravesar el puente Carlos de Praga.
Y leer poesía
y aprenderme todos los versos de amor que se han escrito,
para cuando te encuentre parezca natural decirte
“puedo escribir los versos más tristes esta noche”
y me creas,
y no pare de recitar poemas
que multipliquen por tres la madrugada.
Me gusta desayunar tan solo café con leche,
ahora sin azúcar,
y tostadas con mantequilla en la mañana.
Y la risa sin motivos, la imprudencia,
lo inesperado, la pausa,
la estela de una mujer enroscada entre las sábanas.
Y las películas que me hacen llorar
y me cambian a las malas.
Me gusta el tigre que se mueve en una jaula
a la espera del descuido,
la paciencia del caimán dormido sin estarlo
y la furia del caballo salvaje sin montura.
Y desconocer el futuro o predecirlo en las cartas.
Me gusta la LIBERTAD en mayúsculas,
hablar si no me esperan, callar si no hace falta,
Y encontrar la luz del día a las nueve de la noche,
montar en bicicleta por el bosque sin caperucitas,
perderme en la ciudad y gritar malas palabras.
y leer libros, exagerar mentiras, esconder verdades,
jugar a ser ficción de cualquier vida,
ser molécula, un grano de arena del desierto,
y que no me conozca nadie,
porque también me gusta ser nada.
Ayy tu poema poeta… tan vivido y vibrante. Una tempestad de elementos de una cotidianidad rica en experiencias y en aprecio por cada cosa pequeña de la vida, cuya sumatoria cual integral infinita resulta en felicidad.
Bellamente expresas los gustos y las pasiones de un sujeto lírico que disfruta de la vida y de la libertad.
Me gusta como usas la enumeración para crear un efecto de fluidez y diversidad.
Estoy en un shock emocional positivo, por tanta imágen poética fantástica, pero resalto por ejemplo las imágenes de los chiles en nogada, el puerco, el mar, la lluvia, la trova, el Latinoamericano, la góndola, el muro, la Gioconda, el tigre, el caimán, el caballo, las cartas y la libertad en mayúsculas. Al final un dejo intenso en mi paladar poético, de un maravilloso simbolismo de la cultura y la aventura.
Gracias amigo, este poema es muy especial para mí y cada vez que vuelvo a él me emociono.
Un abrazo.
Espectacular! Intimista, internacional, detallista, cotidiano, soñador, evocador de amor hacia lugares, cosas, situaciones, evocador de amor por una persona… Una belleza de creación! Te felicito!
Muchas gracias, muy gentil tu comentario, me repleta de ganas de seguir escribiendo
Muchas Gracias, es un poema que quiero mucho , fue un viaje hacia dentro y hacia fuera de mi, divertido y un poco nostálgico,
Un saludo
Tu poema me ha recordado las canciones de Joaquín Sabina, todo un espectáculo de libertad y de nostalgia. Me ha parecido un poema muy extrovertido y actual. Un saludo.
Comparar el poema con las canciones de Sabina es un elogio fabuloso, gracias