Descansa, tras las siete vendré por ti.
Soy el sol invernal, cada vez más escaso mi fulgor.
Es doloroso presenciar tu hermoso descanso en el lecho del río.
Temes mi existencia, mis besos como cuchillas te hieren.
Hey, Tierra,
súrgete en mí,
con nieve derretida.
Un amor así sacudirá el mundo.
Descansa, mañana vendré con el primer rayo por ti.
Deseo ser más débil, estar junto a ti cada vez más cerca.
Te he quemado, pero aún así me acurrucaré con mi hombro ardiente,
junto a las blancas tumbas de nieve, y nunca, nunca más te veré.