Bocas de ira.
Ojos de acecho.
Perros aullando.
Perros y perros.
Todo baldío.
Todo reseco.
Cuerpos y campos,
cuerpos y cuerpos.
¡Qué mal camino,
qué ceniciento
corazón tuyo,
fértil y tierno!
---- Miguel Hernández ----
Sobre la tierra triste
un coro de plañideras gritando al viento.
El dolor se palpa
y el miedo se huele.
Campos de hielo y fuego,
campos de muerte y guerra.
Hambre de vida,
sed de cordura
y frío de oscuro incierto.
Nadie preguntó, solo os dieron.
Campos de sangre y sudor,
campos de guerra y muerte.
La sinrazón y la locura,
el desprecio por la vida,
el odio como alimento.
¡Miedo del miedo que llevo dentro!
12 Me gusta
Buenísimo el poema. Una foto muy real. Espectacular el cierre con este verso.
Abrazo
1 me gusta
Estremecedor poema, Horten. Duro y tan real. Saludos
1 me gusta
Versos estremecedores los tuyos acompañando el inmenso dolor vital de Miguel Hernández, una guerra que vivió en primera persona y en primera línea, sus versos, testimonios de los aullidos de guerra, amiga!!!
1 me gusta
Así es… Miguel Hernández siempre.
Gracias amiga
Cautivan: Hernández y Usted.
Grato leerle. Un gran saludo.
1 me gusta
Gracias a ti, Horten.
Un abrazo
1 me gusta
Vaya poema, amiga!
Qué bien has definido en esos versos, la desolación de las guerras…
Los grandes versos de tu maestro hacen mucha mella.
Abrazos, mi Horten!
1 me gusta