Texas Hold'em

Nunca fui bueno
intentando mentir.
Se me notaba a la legua
la sonrisa picarona
o la mentira era tan flagrante
y estúpida
que tenía las patas más cortas
de lo habitual.

Sin embargo
sí que considero que era bueno
jugando al Póker.

Me echaba mis faroles
con ímpetu y descaro
y de vez en cuando,
como todo el mundo,
tenía buenas manos
que era fácil jugar.

Recuerdo la vez
que a un amigo
le gané todos sus cigarrillos
y, no contento con eso,
quiso apostarse su moto,
que también le gané,
las llaves de su casa,
que pasaron a ser mías
y no se jugó a su novia
porque no podía.

Esa noche me sentía poderoso,
imparable
y mi racha no cesaba.

Suerte que soy un hombre cabal
y, en un acto de compasión,
le propuse las paces
en una mano mala.

Esa noche se fue a dormir aliviado
de no haber perdido todas sus posesiones
en un arrebato de orgullo
pensando que podía ganar
al mejor jugador de Texas Hold’em
con el que se había cruzado.

Sintiéndome así
me fui a dormir yo.

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Me gusta esta historia de tahúres hecha poema.
Abrazo, Tris :clubs::black_joker::spades:

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