Sobre las entrañas de la vida
descansan los esqueletos,
osamentas de un pasado
perdido en ausencias,
olvidado en lejanas cunetas
de carreteras abandonadas.
Alguna vez fui indio navajo
cabalgando parajes hostiles,
en los que un sol justiciero
trepanaba mi cerebro
haciéndome lanzar juramentos
y maldecir a nuestros dioses.
Jamás pierdo la esperanza
de encontrar el camino
que lleva a la utopía
de alcanzar tu amor,
aunque tal vez
sea preferible
morir en el intento.
Hace ya mucho tiempo
que no siento el aroma
de los jazmines blancos
que adornan tu cabello,
quizá sea por eso hoy,
que te echo de menos.
Siento que el frío invernal
se aposenta en mis tuétanos
y sin clemencia los gangrena,
mas sigo levantando la cabeza
mirando de frente a esa luna
que alumbró nuestros besos.
Hace días que me muero
pero soy feliz por dentro
pues la vida me acompaña
por este triste desierto
en el que sin ti, no soy nada,
tal vez, una pluma al viento.
La brisa me aleja del mundo
me llevo buenos recuerdos,
mi sombra la dejo sola
con su callado silencio,
esperando la alborada
en el abismo del tiempo.
Vaya hermoso poema de amor, de un amor empedernido.
Se palma ese lamento del poeta que se entrelaza con la nostalgia y la esperanza.
Cuánta melancolía y belleza lírica.
Tan hermoso todo.
Hace días que me muero
pero soy feliz por dentro
pues la vida me acompaña
por este triste desierto
en el que sin ti, no soy nada,
tal vez, una pluma al viento.
La brisa me aleja del mundo
me llevo buenos recuerdos,
mi sombra la dejo sola
con su callado silencio,
esperando la alborada
en el abismo del tiempo.
La melancolía es la madre de muchos poemas, sobre todo en otoño y en invierno, cuando los días se alargan la melancolía se va de vacaciones. Un placer tu comentario. Un saludo.
Que versos más románticos y melancólicos que intentan por todos sus medios mantener el amor, ese amor terco que ama y se siente, un placer de lectura, poeta!!!