Amo la humanidad de las nubes
su llanto impredecible, su blanca transparencia
convertida en furia gris durante el invierno.
El trazo eléctrico del rayo
con que la nube abofetea el bosque
y enciende la pasión de los árboles
consumiéndolos hasta convertirlos en ceniza.
Me impresiona la grandeza inexplicable de las galaxias
el vuelo de la mariposa en la hondonada
cuyas alas agitadas mañana llevarán la tormenta
hasta tu corazón equívocamente protegido.
Me gusta la certeza de lo incierto,
ignorar si tus besos significan
en su engañosa suavidad perimetral,
descorrer la cortina y sentir cómo la luz
inunda la habitación donde el sueño
desaparece junto a tu belleza intangible,
sin importar en qué lugar aletee la mariposa
que alguna vez solo era una larva.