Te echo tanto de menos
que no puedo ni llorar,
ya no alimento mi alma
perdida en los senderos está.
Te quiero tanto no lo voy a negar
que cuando te fuiste mi corazón,
se hizo mil pedazos y explotó
y ya no es el mismo.
Ojalá un día llamases a la puerta
te sentases en tu lado del sofá,
yo me acercara y te besara
hasta que no pudiese más.
Te echo tanto de menos
que si lo supieses en tu interior,
si en el albergas algo de amor
no me dirías “no”.
6 Me gusta
Bello y sentido poema. Un gusto leerte.
“Ojalá un día llamases a la puerta
te sentases en tu lado del sofá,
yo me acercara y te besara
hasta que no pudiese más.”
1 me gusta
¡Mucha melancolía, gran anhelo!
Gotas de desesperación y sueños…
…esperar, esperar, un cambio de opinión, o hasta un milagro!!!
¡Lindo poema!
1 me gusta