Te debo un poema,
uno solo.
Que destile el árido sabor
de los besos,
,negados,
los que no me diste.
Que cargue,
uno a uno,
con mis errores,
crucificándome en la memoria,
condenándome al olvido,
a la cárcel infinita
de la soledad.
Que contenga todo,
todo lo que me faltó,
todo en lo que te falté
a tu necesidad.
Te debo un poema
como este,
lleno de miserias,
de todas mis fallas,
y que no le falte nada.
Que incluso,
en medio de su ruina,
se atreva a tener un verso,
un verso suelto,
diminuto,
pero vivo.
Uno solo,
que se parezca,
aunque sea un poco,
a todo lo que aún te quiero.