Tatué tu nombre

Tatué tu nombre,
al roble, aquella tarde,
del viejo bosque.

Y nos besamos,
también, bajo sus ramas,
con gran pasión.

Fuimos felices,
trazando muchos sueños
para el futuro.

Pasó la tarde,
vinieron muchos días
con otros ratos.

Y compartimos,
momentos con el roble
en su rincón.

Aquel tatuaje,
crecía con nosotros
y mil proyectos.

Besos, caricias,
repletos de ternura,
nos repartimos.

Y pasó el tiempo,
la vida fue un suspiro
y despertamos.

Hoy, hemos vuelto,
al roble envejecido
con el tatuaje.

Y allí seguía,
la marca inconfundible
de nuestro amor.

Rafael Sánchez Ortega ©
14/06/24

1 me gusta