En las templadas tardes de primavera
dejaba que mi cuerpo reposase
bajo el palio sombrío del sauce
que lloraba lágrimas de plata.
Al compás cadencioso del ronroneo
que rezumaba su ramaje esmeralda
caía rendido en un sueño profundo
del que ansiaba no despertar jamás.
En él me erguía firme en la proa
de un bajel de velas onduladas
surcando mares bravíos
en busca de paraísos cercanos.
Al abrigo del calmo gemido del sauce
el sueño me encadenaba a otra vida,
en la que hallaba amor y sosiego
gritados a los cuatro vientos.
A la luz vespertina de la primavera
me arrobaba en los suaves brazos
de un murmullo liviano
que me susurraba libertad al oído.
Bajo la sombra del sauce llorón
que templaba mis tardes primaverales
hallaba una hermosa existencia
al otro lado de mi sueño insondable.