Era una muchacha borracha
y turbia
con un niño perdido
por el anden,
con el barrio en los labios
cantando tangos
dentro del tren,
el abandono en sus ojos
de abusado desdén
niña de voz dulce
que no quería ser mujer.
La noche besaba
su carita de Merello
una Tita de la calle
sin consuelo.
No hay Dios canyengue
al que no le rece
y su voz que no crece
llora en un rincón,
nadie sabe su nombre
¿Será tal vez Malena?
Solo sé que era buena
y canta en constitución.