Y si no consigo entenderme,
si los días se suceden sin permiso
y mi corazón late igual,
quizá encuentre otro lugar
más acogedor
entre los pulmones
que me abriguen sin pensar
y se ensanchen y ensanchen;
y si tengo la cara
expulsada de su hogar,
que haya una cueva
donde habitar
que recoja mis colores
en uno más natural
y para siempre por una vez,
y otra más, sin freno.