Se cierne la calígine sobre la tarde helada; una hoja, o dos, caen sobre un colchón azafranado y sil. Dos pájaros se arrebujan en la escasa fronda de un árbol que estoicamente se resiste a entregar algunas de sus hojas a la nada existencial. El sol bosteza, se despereza, a lo lejos; oculto detrás de un murallón de nimbostratus que le impiden visitar la escena crepuscular. El viento suspira, nostálgico, recordando días estivales, cálidos, y otros más floridos, de algún tiempo vernal. Tiempos ya vividos antes, y que espera, entre suspiro y suspiro, volver a vivir.
Tarde y calígine.
Flotan dos hojas pardas,
suspira el viento.
¡Suspiro
yo!
Se deshoja
en
mí, sí, también . . .
el nostálgico otoño sil.
No se nada de poesía japonesa, pero soy capaz de discernir cuando un a poesía o un texto. es atrayente y consigue capturar la atención del lector. Para mí es un poema enormemente bello y descriptivo Me encantó. Saludos.
Qué belleza de haibun!! Y el hokku y el mepi… exquisitos y delicados.
Poesía japonesa de altos vuelos, no podemos olvidarla, amigo!
Abrazo enorme, Alex!