Hoy cuanto puedo batallo
por despertar de repente,
sin que el sueño de mi mente
pueda aparentar que callo.
Pero aunque parezca un fallo,
no pretendo otro aliciente
que tener alta la frente,
despejada como un rayo.
Así siempre me conservo
bien repleto de ilusiones,
pensando en mi buena estrella
al conjugar cualquier verbo,
pletórico de emociones
ágil como una centella.