Basta ya de impunidad, de discursos vacíos,
de leyes que no protegen, de políticas inertes,
solo quieren caminar libres, sin miedo a la noche,
sin temor a convertirse en estadísticas;
en nombres olvidados.
No consienten más ser víctimas del miedo,
de las miradas lascivas, de las manos que las roban,
no consienten ser silenciadas; invisibilizadas,
en un país que clama por justicia,
por igualdad, por una vida digna.
Que resuene su grito en cada esquina,
en cada corazón que late por la justicia,
que se levanten las voces y que se unan los brazos,
que no ondearan la bandera blanca.
En las calles de México resuena el reclamo,
un grito de justicia, un clamor de verdad
… un sueño de libertad.