Lo temporal se adueñó de mí,
no existe un después de marcharse,
no existe la luna del mañana;
mi mirada te busca y solo veo un mar infinito.
¿Has visto el resplandor de la luna disiparse antes del amanecer?
Ella se va sin dejar rastro
es a temporal su vasto,
yo lidio con su energía
ella gravita sobre mí
con gallardía.
Solas permanecemos,
lívidas del llanto
¡furia encarnada!
Es el pacto,
pero su tacto está en mi piel
Y yo deseo la alquimia de su rostro.
No cabe dudas que en mi centro,
ella, es el compás
de mi sugestión.