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“Hay besos que producen desvaríos”
en cualquier corazón enamorado,
pudiéndole dejar embelesado,
-mudo ante semejantes amoríos-.
Ojalá no malogre yo mis bríos
porque yendo en lisonjas de sobrado,
a diario me despierto con agrado
consciente de mis propios desafíos.
Y quiera Dios, mi dicha nunca muera
sabiendo que ese don me dignifica
mientras me sea con amor posible,
porque corta se hará la vida entera
si por no contemplarla alegre y rica
a su encanto no fuese yo sensible.