La fina luz del amanecer
se cuela por las rendijas
e ilumina tu piel dorada
que un día me estremecía
y que ahora me deja vacía de ti.
Hoy soy la flor perdida entre los vivos.
Entre los campos yertos y las sombras
quise edificar en el desierto,
no había oasis, ni agua, ni río,
solo arena seca y escorpiones.
Soy la flor perdida entre los muertos.
No hay tiempo, no hay premura,
filo de acero sobre el tallo florido
cercenaron tu tiempo y el mío
como una espina aguda en la carne,
como agudos carámbanos en el frío.
Soy la flor perdida sobre el hielo.
Me ofreciste un glosario de limas
ácido sobre vinagre corrosivo,
combinación perfecta
para matar cualquier hálito de vida
en un río de ilusiones.
Soy la flor perdida de las decepciones.
Sin esperanza palidece la rosa
la rosa que fue nuestro amor perecedero
ahora marchita y deshojada,
he luchado y he perdido
me voy de ti, me despido.
Seré la flor abierta a la esperanza.
Estaré, solo, en tu recuerdo
mejor así, que vivir en el vacío
de una tierra yerta y desolada