Sonrisa de azúcar
In memoriam, dedicado a David, que no nos dejó, se fue ofreciéndonos su sonrisa de azúcar
“ - Minino de Cheshire, ¿podrías decirme por favor, que camino debo tomar para salir de aquí?
- Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar- dijo el gato
- No me importa mucho el sitio- dijo Alicia
- Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes- dijo el gato”
Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll
Siempre llegarás a alguna parte,
afirmó una sonrisa sin gato.
No hay gatos con sonrisa,
al menos perceptible,
pero sí sonrisas sin gato…
indiferente es al universo
si perro, gato u oruga,…
podrían extinguirse
dejar de ser
no su sonrisa, no.
Divina mueca redentora,
estrechez de comisuras
hacia el infinito,
donde reposa el sol,
donde la alegre luna
configura su mullido lecho
y las estrellas elevan
aristas romas para no herir…
nuestro pecho.
Eres tú, sigues siendo,
porque has dejado herencia,
esa sonrisa infinita
transporta a un lugar que no importa,
lugar no situado
que quizás no sea lugar,
ese acotado,
más bien estado de paz,
armonía en la desidia,
sabrosa delicia
entreverada en dientes ocultos
ya indefensos,
huesos apagados…
Queda tu sonrisa, amigo,
guiará un camino sin camino
desde la cima inquieta
de un ciprés muy alargado
mirando al cielo,
respirando,
dejando sombras sin sombra,
luz que ilumina
entre planetas etéreos
al halo desprendido
de tus huellas ,
inagotable alfombra.
Aguardame en tu planeta,
sonrisa de azúcar.
Checha, 19 de septiembre de 2020
Imagen: Roberto Garfias