Bastante tiempo debe haber pasado
cuando sin recurrir a la escopeta,
sin duda hubo un fantástico planeta
en el cual respirar con sumo agrado
nunca fue en absoluto demasiado
para poder gozarlo en bicicleta,
donde el mismo camino era la meta
y el convivir un arte equilibrado.
Ahora todo marcha muy deprisa
como si su final se hallara cerca
aprisionando al último que llegue.
Pero a ver quién se atreve de esta guisa
a retorcer sin vástago la tuerca
que ralentice al globo su despegue.