Profundas en mi piel muchas heridas
hasta la tumba llevarán la pena,
porque quizás el daño que entra en vena
salir no puede sin romper sus bridas.
Y es que existir no existen salvavidas
que a relegar ayuden la condena,
si incrustada con saña me envenena
negadas quedan todas las salidas.
Pues muchísima labia se requiere
para echar tanta escoria a la basura
sin dejar huella atrás en lo posible,
porque tan sólo el recordarlo hiere
como si alguna insólita conjura
de la existencia fuese inamovible.