Soneto.- intactos mis reflejos

Y cómo no, acordarme del amigo,
que viviendo tan cerca como lejos
sigo de buena gana sus consejos,
dentro del alma como fiel testigo.

Nunca recelo agradecer su abrigo
aunque mantenga intactos los reflejos,
no sea que me arranque los pellejos
queriendo usar el látigo conmigo.

De sobra me azotó la soledad
alzando sus murallas de silencio
cuando más impotente me arrastraba,

para tener que requerir bondad
a día de hoy que tanto diferencio
una marea chicha, de una brava.

2 Me gusta