Pedir perdón por todos lados
puede llevar a la locura,
si es que llevados por la usura
los mortales están atados.
Y quien sabe si condenados
en una existencia futura,
a medrar siempre en la amargura
de veras todos avocados.
Ojalá ningún confesor
me trinque a la muerte por banda
santiguándome con sus cruces,
porque haciéndome estoy mayor
para rezar con esa panda
y ante sus pies caer de bruces.