Es evidente que la vida dura
me ha llevado a crecer como poeta,
bien por no disponer de la receta
que pagara por mí cualquier factura.
O bien con un padrino sin fisura
que chupar me dejase de la teta,
por lograr sin escrúpulos la meta
quién sabe, que aliviase mi amargura.
Una ilusión se cruza en mi camino:
que al corrupto le corten ya las alas
y pague hasta quedarse sin aliento,
por más que ni borracho yo de vino
veré la ley lanzar al fin sus balas
de plomo contra el grácil estamento.