A veces confesar lo que se siente
requiere cantidad de valentía,
que mucha gente a posta mentiría
si agraviada se viera de repente.
Será que con el coco aún caliente
yo me bato con rabia e ironía,
que mucho más callarme me valdría
aunque pueda sonar irreverente.
Pues si escocer escuece lo que dentro
sin descargar las baterías, queda,
al tiempo acabará por explotar,
cuando tarde o temprano el desencuentro
tranquilizar la desazón no pueda
y a gusto se disponga a disparar.