En el brioso cantar de lluvias
somos pájaro azul de levedad,
más rabo del diablo del deseo,
que al ser cuerpo, somos tiempo
y al despecho barro de necesidad.
En estas construcciones de armadura
con la más cruel disimulada soledad,
barco hinchado anclado en la bajura.
Aunque aún nos sea posible soñar.
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