Somos dos cuerpos
cabriolando entre sensaciones
engarzados en una sola sombra
conspirando con la mirada
ese deseo sensual
que corre desbocado dentro
de esos cuerpos ensamblados
por esos puntos definidos
donde todo fluye
siendo raíz y sabia
de ese sentir suyo.
Roces constantes
cuyos movimientos
surgen como mariposas
suspiros entrecortados
que mueren en el capullo
de unos labios que se abren
con sus cálidos besos,
emanando de los poros
finos cristales de sal
que se derriten
convirtiéndose
en lágrimas de placer
de unos sentimientos
desbordantes.
Trazos lanzados al viento,
líneas quebradas y elípticas
surgen en esos movimientos
de ritmo constante
entre caricias y mordiscos,
entre furiosos besos
y miradas pasionales
acompañadas.
Placidos suspiros al olvido
de un ayer vivido y muerto
que encienden el deleite
apagado en el tiempo.
Labios que tatúan
un beso en el cuello
con ansia y sosiego
despertando un volcán de pasión.
Surgiendo de improviso
un manantial
de lava ardiente
que inunda la capilla,
surgiendo el estruendo
de un espasmo
que rasga el silencio
con un gemido extenuado.
Expuestos de la batalla
de emociones y sentimientos
yacemos sobre la arena
de la playa cuyas placidas olas
baten sobre nuestros cuerpos desnudos
dejando que nuestras miradas
hablen de lo que silenciamos
en esa batalla, de dos cuerpos
cabriolando entre sensaciones.
Pippo Bunorrotri 06/07/25