La sombra de un brazo - ¡milagro! - se convierte por un instante en cuna de agua para el Sol. A las doce. En esta alta hora que abrasa el cuerpo de un hombre. Que sofocado ha salido de su casa a buscar el viento que le refresque. Se sienta en una de las aceras. Y en la proyección, como una rama de río, que da el incandescente rayo a uno de sus miembros, se ve que el Sol tiende allí parte de su alma. En el brazo, en la sombra proyectada de cuna de agua, yace efímero su luz calmada.
Sol de alta hora
Calma breve en la sombra
Un duro estío
Sombra. Puerto viejo, playa en Lima Perú.
P.D.
Agradecido al Taller “Haru no mizu” 2022