Parece que todos felices
y yo solo buscando como sufrir
el día de mi muerte,
¿seré la consecuencia de un fin?
¿un torpe desdén?
¿un insecto sin suerte?
“ellos” me sofocan,
pero no deja de ser mi soledad,
agresiva con mi alma,
mi cuerpo y mi mente.
Debo ser el poema de amor
más transgredido,
más manoseado,
menos querido.
un cielo a punto de llorar,
dónde no hay lluvia,
dónde no hay aire,
ningún camino.
marchito como pétalo en el suelo existo,
como un río sin cauce,
como vacaciones sin juegos ni niños.
No nací para poeta -
me fui secando
cuál agrio limón en la rama,
solo quise interperie,
vagar por el mundo sin culpas,
presumir mis ásperas manos
de una jornada ganada
con pan y un plato caliente.
Y si debo partir
sin saber acaso si volveré,
quiero amar a la madre,
al hermano,
a la mujer que busca cariño,
Y sonreír cantando
coplas hermosas que describan
mi vida de exilios y circos.
son mis momentos de trance,
hilos de inspiración salvaje,
mis libros, escritos, mis plantas,
animales, botellas amigos.
Solo un loco que intenta
y que roza penuria y fortuna
y termina en la luna callando de a poco
la guitarra recuerdos y siestas de junio.
Y hubo mucho más que solo un sueño,
soy la herencia de la abuela,
una religión de desvaríos,
un protector de prófugos y descocidos,
una insignia intensa de sonidos y colores,
el incomprendido que dio hasta lo suyo…
porque lo terrenal lo quemó de orgullo.
solo un antiguo vaquero
que busca calor como busca sombrero,
porque el corazón desfallece,
Pero también reverdece.