A veces, de noche, cuando alzas por debajo de la esperanza
tus dos bellos atisbos de horizonte, puedo ver con tristeza,
que te estás perdiendo en la oscura senda que dejaste atrás,
pero esos ojos tuyos, pequeña, heridos por el mal tiempo,
no están hechos para llorar… no está hechos solo para llorar.
La noche se extiende, vacía, pero si sabes esperar con anhelo,
acortarás tus horas de angustia hasta tocar la primera luz del día,
donde te esperará una fresca melodía, para que la puedas llevar
en el borde de los ojos, tan tuya, como una serena ilusión.
Y entonces, verás que la vida hará magia en tu cuerpo.
Esa lluvia de estrellas cuya nube llevas dentro,
estallará en tu universo, y será entonces cuando tu piel
será tuya para siempre, sin nombre que la limite.
Y sabrás ahora que tú podrás ser lo que quieras ser.
Serás como lluvia de primavera, como el viento, como el sol.
Y volarás libre cuando sepas que las penas que hoy cargas
no te pertenecen, si no las quieres llevar sobre tus hombros,
y que los sueños son tuyos si los sabes dibujar en tus labios.
Duerme ahora y con una sonrisa llena tus ojos de luz,
llena tus ojos de vida, llena tus ojos de ilusión.
Vive con los pies sobre la tierra y extiende tus alas al cielo,
para llenar el universo de ti, solo tú, solo tú.
Probando el color de la noche, solo tú, solo tú.
Tocando las fibras del día, solo tú, solo tú.
Desanudando las palabras, solo tú, solo tú.
Deshaciendo las sombras, solo tú, solo tú.
Solo tú o como lo quieras tú, hija mía, mujer,
andando tu hermosa vida, tan llena de todo,
tan llena de ti, contigo, tan lejos como quieras ir…