La sensación, como del mar saliendo.
Se pega al secarse y pica.
Como si fuera sal la voy sintiendo
Y apenas puedo entrever
la verdad de su misterio.
Siento el frío seco de la soledad.
Espíritu aislado del firmamento,
Y puedo hablar, hablar,
guardar pesado silencio.
Pero a mi me hace temblar
que no hay un alma que escuche
lo que va brotando de mis adentros.
Soy como dos islas
donde el mar brama y brama
sin dejarme oír ni escuchar,
mis propias palabras.
Debería juntar las dos en una,
con una honda bahía y una playa
donde entre la mar tranquila
y llegue a una orilla reposada.
Que al menos pueda hablar con sus olas,
que con sus aventuras me distraiga
y pueda oír rumores de caracolas.
Sólo, que quizá me siga inquietando
ese silencio de las almas.