Soledad

Ese rincón de silencio
en el rugir de la prisa
dibuja caminos abiertos
de anhelada soledad.

La renuncia
nunca fue tan bella
ni tan amado el vacío.

El desgarrado velo
de la cotidianeidad
muestra nítida
la médula.

El yo sin paliativos.

Poco o nada hace falta
para andar por esas sendas.

Solo, quizás, el valor
de abandonar la maleta
cargada de fútiles quimeras.

1 me gusta