Yo también me siento en la última fila del autobús
y camino por el parque desorientado,
pero a mí no me espera Alejandra.
En un cementerio de héroes
las tumbas no tienen nombre,
¿quién se puede apiadar de este chico desvalido?
si su padre es una estatua
y su madre solo lee revistas del corazón.
¿Dónde está mi Alejandra?
en la cama con cualquier desaprensivo
que le pague el alquiler.
Podría descansar sobre mi hombro
mientras le recito mis versos;
- Que tonterías son esas, Jose,
tienes que comenzar a pisar las flores
y dejarte las alucinaciones.
Todas las noches vigilo el caserón
de esa familia otrora importante
esquilmada por la desidia,
compruebo que no se prenda fuego
quiero que mi Alejandra siga viva
que me diga al día siguiente,
en el mismo banco del parque;
-Te estaba esperando, sabía que ibas a volver.