Dejar de arrastrar la piedra
ceñida a un presente soñoliento.
Sísifo de pacotilla,
que se regocija en callejones
de su miserable condición
de su agónica derrota.
Mirar hacia las nubes
como una nueva perspectiva
donde la luz esclarezca
la falacia y el desasosiego
de transitar siempre agachado
sin tiempo para la nostalgia.
Sísifo de pacotilla,
pusilánime y rastrero
sin tiempo de expectorar la verdad
siempre preocupado por la siguiente piedra.