Sin pensar lo contrario

Por defender su linaje
exhibimos el pellejo,
que si nos tiran el tejo
ojalá con ritmo encaje.
Y que además feliz viaje
aguarde aquí a la espinela,
como me enseñó mi abuela
a propósito, de oídas,
con mucha gracia aprendidas
justo a la luz de una vela.

Que el glosar sale mejor
si con mimo se cultiva,
sin cuestionar que la criba
produzca cierto temor.
Pues conservar el honor
muy primordial se me antoja,
que andar a la pata coja
en mis cálculos no entra,
por si acaso me descentra
e igual me sacan la roja.

Pues sin pensar lo contrario
sano es nuestro compartir,
sin tener que discutir
con el supuesto adversario.
Porque ningún comentario
a propósito nos hiere,
si lo que aquí se requiere
es darle caña al cerebro,
con algún que otro requiebro
que del contrario se espere.

Aunque a veces fantasiosa
la espinela se pervierte,
y con cierta mala suerte
se muestre tan caprichosa.
Que si fuera contagiosa
grande sería el disgusto,
si pareciendo ser justo
algún vate se equivoca,
y con el dardo en la boca
al respetable da un susto.

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