El silencio es esa brisa sutil y tersa
que siempre esta cuando lo precias
y cuando no se retira a su celda
con su bisbiseo invisible,
que sabe espera a su tiempo.
El silencio es ese Océano
insondable, sigiloso, sordo y mudo
donde la soledad se ahoga
y el pensamiento renace.
Hay silencios afligidos, consternados
que hablan con palabras mudas
que marcan el alma,
como esa caricia disfrazada
que nunca fue caricia
solo es interés de engaño
y siempre deja cicatriz.
El silencio es un aullido mudo
prolongado en el eco del viento
que acaricia el pensamiento,
que rasga la ansiedad
de ese pesar latente.
Hay silencios que te envuelven
llenándote de sosiego y paz
con su capa de serenidad.
El silencio que es brisa
puede volverse tifón o tormenta
arrancando el tiempo
siendo refugio del rencor.
Hay silencios guardianes,
como si fuesen Templarios”
de cruz en pecho,
de secretos de la vida,
de amores prohibidos,
de batallas perdidas,
de heridas recibidas.
El silencio es ese libro blanco,
ese poema inacabado
que nadie lee en publico
solo en privado se recita
se revela su prosa
de palabras sin tinta
que se quedan
en el descuido del olvido.
Hay silencios que dialogan,
que discuten, que conversan
que cautiva y sentencian,
que verdades no callan,
que mentiras revelan.
El silencio es esa mirada
que tira muros, y que dice
lo que nunca esperas.
El silencio es así;
amigo y traidor,
confidente y confesor,
andarín sin urgencias
doctor del pesar.
El silencio…
es ese lienzo en blanco
donde dejas tus huellas
de tú todo y tú nada,
porque el silencio
es parte de tú existencia.
Pippo Bunorrotri 17/02/25