Sigue caminando

Se creó un joven mar con las lágrimas ardientes de aquel muchacho.
–No llores…–Susurró la luna, que sabía por quién estaba llorando.
–No puedo. –Respondió el joven. –No puedo evitarlo. Ella inserta en mí puñales bien afilados.
–No es ella quien te los está clavando. –Opinó la luna, que lo estaba mirando. –Respira y sigue caminando.
–¿Respirar sin ella? ¿Y sin ella caminando? ¡Prefiero seguir llorando!. –Dijo enojado.
La luna sonrió, pues qué podía hacer, si estaba enamorado

Verónica Vázquez

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Muy, pero que muy buen relato, prosa poética.
El amor es como el mar. Impredecible siempre.
Un verdadero misterio.
Abrazos

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Sí. Incido también en el amor arrollador y doloroso en la juventud. Un volcán de emociones. Gracias por tus líneas!:hugs: